¿Qué es la corrosión?
La corrosión es un proceso natural electroquímico o químico durante el que los materiales —en especial, los metales, se debilitan o descomponen a causa de las reacciones con su entorno. Estas reacciones producen un cambio en las propiedades físicas y químicas del material, lo que, en última instancia, puede perjudicar su funcionalidad e integridad estructural. La corrosión puede adoptar distintas formas, como pueden ser la formación de herrumbre en hierro y acero, formación de picaduras, corrosión intercristalina y corrosión por tensión.
Causas frecuentes de la corrosión
Humedad y oxígeno: un ejemplo clásico de la corrosión es la formación de herrumbre en hierro o acero. Cuando estos metales se exponen a la humedad o al oxígeno, reaccionan y forman óxido de hierro (herrumbre), que es poroso y débil, y que destruye la estructura metálica.
Sustancias químicas: los ácidos, lejías y sales pueden provocar reacciones químicas responsables de la corrosión.
Reacciones electroquímicas: suelen producirse en metales que están unidos entre sí en un electrolito (p. ej. el agua salada), lo cual puede provocar una corrosión galvánica.
Tipos de protección anticorrosión
Para proteger los componentes metálicos contra la corrosión, es imprescindible aplicar una protección anticorrosión. Hay distintos tipos, cuyo uso depende del ámbito de aplicación y del material que debe protegerse. Básicamente, se distingue entre protección anticorrosión activa y pasiva. Algunos métodos emplean ambos principios como, por ejemplo, la galvanización en caliente.
Protección anticorrosión activa
La protección anticorrosión activa hace referencia a los métodos que influyen directamente en el proceso de corrosión mediante medidas técnicas concretas. En este caso, la separación completa del material y el medio corrosivo no es necesariamente obligatoria.
Algunos ejemplos de protección anticorrosión activa son:
- Ánodo de sacrificio: el ánodo de sacrificio es un metal menos noble, que se aplica de manera intencionada, con el fin de poderse corroer y, con ello, preserva el metal que quiere protegerse contra la corrosión. El ánodo de sacrificio cede electrones y evita, así, que el metal principal se oxide.
- Protección catódica: en el caso de la protección catódica, el metal que debe protegerse se preserva mediante el uso de ánodos de sacrificio (como el cinc o el magnesio), que se corroen en lugar del metal, o a través de la aplicación de una corriente eléctrica.
- Revestimiento de láminas de zinc: este revestimiento de protección anticorrosión consta de finas capas de láminas de zinc y aluminio, intercaladas en una matriz de aglomerante. Se aplican sobre el metal y, seguidamente, se endurecen.
- Inhibidores: las sustancias químicas ralentizan la velocidad de corrosión de los metales o la evitan en entornos agresivos. Actúan acoplándose a la superficie metálica y formando una barrera protectora o reduciendo las propiedades corrosivas del entorno mediante reacciones químicas.
- Galvanización en caliente: la galvanización en caliente es un proceso de protección anticorrosión, en el que el acero o el hierro se revisten de una capa de zinc sumergiéndose en zinc a 450 °C. Esta capa protege el metal contra la corrosión, ya que forma una barrera física y actúa como ánodo de sacrificio.
Protección anticorrosión pasiva
La protección anticorrosión pasiva engloba la aplicación de distintos materiales sobre el elemento de trabajo, formándose una capa protectora. El material se blinda totalmente contra el contacto con elementos corrosivos y proporciona, así, una protección contra influencias corrosivas.
Algunos ejemplos de protección anticorrosión pasiva son:
- Pinturas o revestimientos de protección: sobre las superficies metálicas se aplican materiales especiales para protegerlas contra las influencias corrosivas. Los revestimientos forman una barrera física entre el metal y su entorno, que mantiene las sustancias corrosivas alejadas.
- Grasas, ceras y aceites: forman una barrera protectora en la superficie metálica. Las sustancias penetran en las ranuras y los poros microscópicos del metal y evitan, así, el contacto directo con el aire y la humedad, que son responsables de la corrosión.
- Pasivación: en este proceso, la superficie metálica se protege contra la corrosión, gracias a la formación de una capa pasiva estable. Esta se forma de manera espontánea sobre determinados metales, como el acero inoxidable o el aluminio, y reduce su reactividad con respecto al entorno agresivo.
- Protección metálica, como aquella con zinc o aluminio: sobre la superficie metálica se aplica una capa protectora de los materiales mencionados. Esta forma una barrera física que protege el material subyacente contra la corrosión causada por humedad, oxígeno y otras influencias corrosivas.
- Galvanización en caliente: la galvanización en caliente es un proceso de protección anticorrosión, en el que el acero o el hierro se revisten de una capa de zinc sumergiéndose en zinc a 450 °C. Esta capa protege el metal contra la corrosión, ya que forma una barrera física y actúa como ánodo de sacrificio.
Otros principios de la protección anticorrosión
En la práctica, los expertos y empresas suelen diferenciar entre protección anticorrosión temporal y permanente.
Protección anticorrosión temporal
La protección anticorrosión temporal protege los componentes durante un periodo limitado, que oscila entre unos días a un máximo de dos años. Por lo general, esta protección es pasiva y se utiliza, en especial, durante el transporte y el almacenamiento de componentes y piezas de trabajo. Se retira antes de utilizar o continuar procesando los componentes. Los productos con base de aceite o cera son especialmente adecuados.
Protección anticorrosión permanente
La protección anticorrosión permanente tiene como objetivo preservar los componentes contra la corrosión durante un periodo más largo, con frecuencia de varios años o decenas. Esta protección se compone de varias capas superpuestas. Por lo general, se empieza con una capa de protección anticorrosión activa, seguida de otras capas pasivas. Una vez aplicadas, le protección anticorrosión permanente no puede retirarse. Como primera capa son especialmente adecuados los sistemas de pintura metálica con protección anticorrosión catódica. En función de los requisitos, pueden añadirse otras capas de pintura.
Normas y pruebas en la protección anticorrosión
Existen normas correspondientes para la implementación y evaluación de medidas de protección anticorrosión.
- En el ámbito de la protección anticorrosión permanente de componentes, la norma UNE EN ISO 12944 indica las definiciones para las condiciones ambientales, así como los requisitos mínimos de la protección anticorrosión de distintas clases.
- En el caso de piezas galvanizadas en caliente, la norma UNE EN ISO 1461, en su apartado 6.3, regula la mejora de los puntos defectuosos.
- Una de las normas más importantes para los productos de protección anticorrosión es el ensayo de niebla salina según la norma UNE EN ISO 9227. Este ensayo sirve como base para la clasificación de la protección anticorrosión según la norma UNE EN ISO 12944.
- Asimismo, los productos de protección anticorrosión con base de pintura están sujetos a otros ensayos y pruebas, que tienen en cuenta el esfuerzo del revestimiento por flexión o daños. Los lubricantes con aditivos especiales pueden proteger las superficies metálicas contra la humedad y las uniones químicas agresivas, que podrían causar corrosión.